Yean Carlo lleva 3 meses sin fumar. Está muy contento. Llevaba 22 años fumando y sentía que ya era hora. Recuerda que empezó a fumar a los 16 años. “Me senté a tomar una cerveza con un amigo después de jugar basket y llegó otro amigo, era mayor que nosotros y nos ofreció un cigarro.”
Menciona que normalmente nunca pasaba de 4 o 5 cigarros diarios, pero que cuando bebía se llegaba a fumar la cajetilla completa. “La verdadera prueba de fuego es tomar y que no se te antoje el cigarro”. Lo intentó dejar varias veces pero trabajaba en un food cart y como sus compañeros de trabajo fumaban falló en numerosas ocasiones. Fumaba por ansiedad. “Mis papás estaban en Madrid y lo primero que me venía a la cabeza cuando los extrañaba era fumar”.
Su madre fue fumadora pero dejó el cigarro. Su esposa también fumó y también logró dejarlo. Ambas lo animaban a que lo intentara, pero sabían que tenía que ser su decisión. “Yean, déjalo ya”, le decían cuando lo veían fumar. Y llegó el momento en que se dio cuenta que ya no quería fumar. “Fue algo físico, corriendo con mi perro sentí que estaba perdiendo la vida, no podía respirar. Así que dije: esto se tiene que terminar.”
Lo que más le ayudó a Yean fue cambiar de trabajo. “Ahora trabajo en una compañía que da mantenimiento a residencias y ya no tengo compañeros que fuman, también es un trabajo más tranquilo.” Menciona también que empezó a comer más snacks para luchar contra las ganas de volver a fumar. Al principio no se animaba a decirle a su esposa pero cuando cumplió dos meses sintió que lo había logrado y se lo comunicó.
Ahora practica skateboarding y aunque todavía le falta el aire, se siente mucho mejor que antes. Tiene muchas ganas de hacer snorkeling y está seguro que haber dejado el cigarro le permitirá disfrutar más, pues se necesita mucha resistencia pulmonar.