Empecé a fumar cuando era joven y lo hice para no quedar mal con los amigos. Esta decisión me fue afectando en casi cada área de mi vida. Yo fumaba para convivir, pero conforme pasaba el tiempo, mi necesidad de fumar aumentó.

Siempre he sido una mujer muy independiente y me molestaba mucho depender  de algo.  Ahora que ya no fumo, tengo más energía, me siento mejor y me gusta realizar actividades con mi familia como caminar en el parque, escalar montañas, viajar y disfrutar de la naturaleza. Ahora le doy un buen ejemplo a mi hijo, lo que considero sumamente importante. Dejar de fumar es uno de mis mayores logros. Eso cambió mi vida.